La ermita que una vez presidió un pueblo
Si te diriges al norte de la provincia, te encontrarás Cobos de Fuentidueña, no lejos de San Miguel de Bernuy. Su iglesia parroquial no te defraudará y, si tienes tiempo, deberás subir a la colina que protege el pueblo para disfrutar de las hermosas vistas . Allí encontrarás los restos de lo que fue su ermita. Pequeño, humilde y sobrio debió ser este templo, que compensó su tosca fábrica con un nombre tan largo como Santo Cristo de San Benito... aunque todos allí lo conocen por Nuestra Señora de San Benito o simplemente San Benito.
Se desconoce la antigüedad de esta ermita, que pudo incluso ser románica en origen. Las últimas noticias de ella son del siglo XIX, momento en que decayó.
Se mantienen aún en pie parte de sus muros en mampostería, sin sillares ya, reusados en otros edificios o desaparecidos. La nave, rectangular, y la apariencia sencilla hacen de la ruina un elemento casi prescindible, pero su porte imponente en su atalaya sobre el pueblo desmienten la primera impresión.
🔎Población con dos ermitas, San Juan y San Benito, y dos buenas fuentes, una de ellas asociada a nuestra ermita, Cobos de Fuentidueña disfruta de un hermoso entorno y de buenos viñedos, como toda la comunidad de Fuentidueña. ¿Podría ser de otra manera siendo el Duratón su río?
¡SORPRESA! Si hay algo bien curioso en esta ermita es su ábside, una rareza en el románico provincial: recto en su exterior y curvo en su interior.
La ruina es perfectamente visible, en un pequeño altozano que se alza al norte de la población, prácticamente en el casco urbano y en zona de tierras de labor. Desde allí tendrás una hermosa vista de los alrededores de Cobos de Fuentidueña.
En la bella iglesia parroquial de Cobos de Fuentidueña se conserva una talla de una Virgen muy primitiva que, como es la norma en la orfebrería románica, sirve de trono al Niño, al que sujeta con su mano izquierda. La imagen, policromada y bastante deteriorada podría haber pertenecido a este templo en ruinas.