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  En el valle de las Virtudes

El río del Pontón ofrece en Orejanilla, concejo de Orejana, un hermoso espectáculo. Estamos en los prados del Soto, con su fuente del Santero, el rumor del viento en los álamos y el sonido del agua de primavera. Caminamos al lado del río y, de pronto, las ruinas del templo del Espíritu Santo, aparecen a nuestra izquierda. Ya de vuelta al pueblo, torceremos a la izquierda para redescubrir las escasas ruinas de lo que fue otro templo, San Nicolás.

LA ABADÍA DEL ESPÍRITU SANTO

La antigua abadía del Espíritu Santo lleva mirando fijamente el río desde el siglo XII y no es fácil explicar el por qué sus maltratados muros, la ausencia de techumbre o su estampa de profundo desamparo y olvido nos impresionan tanto. Extraño lugar, el Espíritu Santo, que respira desolación y que, para muchos, seguirá simplemente siendo el cementerio de abajo, al que se llevaba a los difuntos delahora despoblado La Alameda por la calleja de los muertos

Orejana
ACÉRCATE AL PATRIMONIO OLVIDADO DE LAS TIERRAS DE OREJANA EN EL VALLE DE LAS VIRTUDES

Nada queda de su techumbre, ni de su torre, y conserva a duras penas sus cuatro muros, uno de ellos a medio derruir, y sus dos accesos, uno de ellos cegado. Es perfectamente visible que, con posterioridad a su construcción primitiva, se adosó un cuerpo a su fachada sur, algo no del todo extraño en tierras de Segovia, donde los templos se han ido adaptando a cambios y usos varios. 

No hay decoración alguna y se respira un espacio utilitario en sentido estricto, pero armónico y sugerente. Una única nave se inscribe en su planta rectangular y aún conserva parte de la bóveda de medio cañón sobre un ábside semicircular, ahora tomado por la maleza.

Aun siendo románico de tierra pobre, su presbiterio aún llama la atención por su elegancia, realzada por hermosos sillares de piedra. Encarada al sol, su portada sur rompe la monotonía arquitectónica en la clave, que representa un cordel entrelazado. Detrás de la cancela que ha sustituido a su puerta de acceso, viejas tumbas de torcidas cruces recuerdan lo que un día fue. 

Interior del ábside
Interior del ábside

Hay quienes piensan que la iglesia de Sancti Spiritus o del Santo Espíritu pudo haber sido parte de una pequeña abadía cisterciense. El hecho de estar en un lugar aislado, un valle entre tesos de mediana altura y a la vera de un riachuelo, podría ser un argumento a favor de su construcción por los monjes blancos en tiempos aún convulsos en los que se hacía necesaria la presencia austera de los defensores de la verdadera fe. 

No sería el único con ese nombre si añadimos a la lista el de Soria y el de Olmedo, pero no está probado ni oficialmente reconocido como tal y hasta puede ser más que discutible. Se habría construido, con probabilidad durante el siglo XII, como el cercano monasterio de Santa María de la Sierra, en Collado Hermoso y, como en tantos casos, podría haber sido propiciado por la propia nobleza, que iría así asegurando la repoblación de territorios con escasa presencia humana o simplemente ganándose la eternidad con donaciones que curiosamente provendrían de triunfos en guerra. Así le pasó a nuestra abadía, que concluyó su ciclo vital tras una de las desamortizaciones de Mendizábal en el siglo XIX, pasando a manos particulares que no pudieron mantenerla.


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SAN NICOLÁS

Además del Espíritu Santo, aún permanecen en pie en Orejanilla parte de dos lienzos de la desaparecida iglesia de San Nicolás.

Las historias del Espíritu Santo  y San Nicolás son las de muchos de los pequeños tesoros de nuestro patrimonio; por falta de valor, de interés, de parroquianos o de prioridades se han ido hundiendo de forma natural en un triste abandono de siglos, sin futuro. La abadía, la iglesia y el pueblo son un ejemplo de ello: han compartido este destino de olvido y soledad, ocultos del mundo, en su virtuoso valle de leyenda. 

Los caminos de Orejana siempre guardan sorpresas. Vayas por donde vayas, una construcción, un despoblado o un paraje pintoresco atraerán tu atención. Para visitar el Espíritu Santo, no tienes más que seguir al río del Pontón, desde Orejanilla, dejándolo siempre a tu derecha. En un kilómetro verás la ruina a tu izquierda, enfrentada al río. Un poco antes, en una desviación a la derecha, encontrarás  también las ruinas de San Nicolás.


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