La colina de Peña Pinilla, a su espalda, rodeada de tierras de labor, sigue protegiendo las descarnadas ruinas de este templo, de calicanto y ladrillo, que llama la atención por sus enormes mechinales perfectamente visibles. 

La ermita de Pinillos mantiene aún en pie, a duras penas, su ábside y tres de sus muros. Una de sus portadas, muy deteriorada, en la fachada sur, conserva  sus arquivoltas de ladrillo insertas en un arco de medio punto. 

La ruina pudo ser la iglesia de un viejo despoblado, la antigua aldea de Pinillos de Prestaño, que debió su nombre, como en tantos casos, a una peculiaridad natural, la del pequeño pinar circundante, y... algo más: Parece que, según J.M. Angulo López, en su libro "Ermitas de la provincia de Segovia", la zona se hallaba cubierta de pinillos o pinos de pequeño tamaño. El apellido de la localidad, sin embargo, se debe a una curiosidad histórica: la palabra prestaño vendría de préstamo, uno de los muchos impuestos eclesiásticos medievales, que en este caso era cobrado para ayudar a quienes decidían entrar en religión. 

CÓMO LLEGAR: Para llegar a la ermita, podemos salir tanto de Armuña como de Pinilla Ambroz, pues está a medio camino de las dos localidades. Llegaremos a la Virgen de Pinillos desde Armuña, saliendo del Humilladero que precede al pueblo y tomando el camino hacia Pinilla Ambroz. Caminamos durante un par de kilómetros y pronto divisaremos la ruina a nuestra izquierda, navegando en la llanura, en medio de un campo de cultivo, casi casi mimetizada en su entorno color tierra. El camino no llega al templo, por lo que, según la estación, se hace difícil llegar a él.