San Lorenzo, lebita y mártir
El Olmillo es una pequeña localidad , dependiente de Barbolla, conocida también como San Cristóbal de Covachuelas, que curiosamente es un despoblado cercano. El Olmillo tiene un cementerio muy peculiar: una ermita románica en estado casi ruinoso del más genuino románico sepulvedano.
Si tomas la senda que, desde el barrio de Santa Cruz de Sepúlveda lleva a El Olmillo, lo primero que verás es un elegante cerro, bordeado por un arroyo y coronado por un templo románico. Además de la belleza del camino, te encontrarás, ya en lo alto de su otero, con unos cuantos manzanos que parecen marcar el camino a la ruina.
Su portada y sus canecillos son sin duda lo más atractivo de la ruina, que ahora acompaña a los muertos de El Olmillo en un abandono de años. ¿Habrá retorno?
La ruina es una presencia que guarda el impacto de lo casi inesperado. Esta pequeña joya del románico sepulvedano que ahora vive sus horas más bajas, no deja impasible al caminante.
San Lorenzo se remonta al siglo XIII y llegó incluso a conocer el XVII, momento en que fue incluso restaurada. A partir de ahí, empezó su decadencia; perdida su cubierta, comenzó un deterioro progresivo que amenaza ya con el hundimiento de su hastial oeste, donde una gran grieta, que ha hecho colapsar parte de la fábrica, permite ver el interior del recinto.
🔎 ¡Fíjate en la sorpresa nos depara San Lorenzo!
En el mismo presbiterio, uno de los capiteles, razonablemente conservados, nos muestran una imagen... no demasiado acorde con los valores "religiosos" del Medievo.
Sí, es justo lo que piensas: Una mujer levantándose la ropa para enseñar su vulva, rodeada de un hombre que muestra un prominente falo y otro que acompaña tocando algo que podría ser un rabel. Si recorres la comarca sepulvedana, esta no será ni mucho menos la única sorpresa, te lo aseguro.