
San Bartolomé de Redonda
Redonda fue un asentamiento medieval que se ubicaba en un pequeño altozano a menos de cinco kilómetros de la localidad de Marazoleja. Tan curioso topónimo podría proceder del latín "rotundus", que haría referencia a la redondez del lugar donde una vez estuvo esta población, pero hay quien piensa que podría ser también una referencia a la dehesa comunal, "la redonda", donde pastaba el ganado.
Situado entre dos caseríos que aún llevan su nombre, Redonda el Nuevo y Redonda el Viejo, esta aldea medieval ya aparecía documentada en el siglo XIII y, como tantas y tantas localidades pequeñas, desapareció pronto, en la Edad Moderna, a finales del siglo XVI. Si visitas la zona, podrás observar aún sobre una suave colina los escasísimos restos de un edificio que bien pudo ser su iglesia.
En Marazoleja todos la conocen como San Bartolomé. Poco se sabe del origen del templo. Lo que queda en pie de San Bartolomé es tan solo su cabecera, poligonal, y parte de los pies de una nave rectangular, hecha en calicanto y ladrillo. La nave en sí ha desaparecido en su totalidad.
Si preguntas por la ruina, te dirán que la talla de su titular, San Bartolomé, fue llevada al cercano pueblo de Sangarcía; el altar, sin embargo sigue siendo parte de la iglesia parroquial de Marazoleja, donde es conocido curiosamente como el altar de San Antonio.